Oraciones de poder en la Biblia

Lee como Dios respondió a estas oraciones

Pentecostes
Los apostoles y María la virgen durante el milagro del Petencostes.  Ruskpp/Getty Images

La oración es la herramienta más efectiva que tiene el cristiano. Es el factor determínate en muchas de nuestras circunstancias. Cuando se hace con fe, y si nuestra petición está de acuerdo a su voluntad, Dios es capaz de parar el sol en su lugar, de romper cualquier cadena, y hacer que llueva fuego del cielo. Lo creemos porque así sucedió con Josué, Elías y los apóstoles.

Inspírate a orar con más convicción con los siguientes ejemplos de oraciones de poder en la Biblia.

Josué ora que se detenga el sol

En la batalla contra los amorreos, Josué elevó una oración tan atrevida que solo su fe en un Dios verdadero y poderoso la pudo haber provocado.

El pasaje de Josué 10:12,13 dice: “Josué le dijo al Señor en presencia de todo el pueblo: «Sol, deténte en Gabaón, luna, párate sobre Ayalón.» El sol se detuvo y la luna se paró, hasta que Israel se vengó de sus adversarios. Esto está escrito en el libro de Jaser. Y, en efecto, el sol se detuvo en el cenit y no se movió de allí por casi un día entero."

Dice el verso 14 que "Nunca antes ni después ha habido un día como aquél; fue el día en que el Señor obedeció la orden de un ser humano." (NVI)

¿Por qué obedeció Dios la orden de Josué? No sé si nadie pueda dar una respuesta totalmente adecuada, pero recordaremos que Josué mostró una devoción al Señor como pocos en su tiempo, y la circunstancia del momento tendría implicaciones serias para Israel, que apenas estaba estableciéndose en Canaán, si hubiesen perdido esa batalla.

De aquí podemos sacar que cuando las circunstancias parecen ser imposibles, tenemos a nuestro lado el Dios que creo los cielos y la tierra, y que toda la creación está bajo su autoridad. El nunca pierde el control de las situaciones, así que podemos venir a él para buscar la ayuda que nadie más nos puede ofrecer.

Elías en el Monte Carmelo

 Israel se volvió en una nación prácticamente pagana bajo el reinado de Acab y Jezabel, probablemente la pareja más malvada en la Biblia. Fue tan grave la situación espiritual durante ese tiempo que el pueblo no solo cometió el pecado de idolatría, pero también asesinó a casi todos los profetas de Jehová o los echaron fuera de Israel.

Elías, poniendo su propia vida en peligro, se mantiene fiel a Dios y confronta al rey. En una serie de eventos en el Monte Carmelo, el profeta Elías desafía a los profetas del falso dios Baal a mostrar si su dios era real o no. Cuando los 450 profetas de Baal fallan, Elías compromete a Jehová a actuar con esta oración de fe:

"Señor, Dios de Abrahán, de Isaac y de Israel, demuestra hoy que tú eres el Dios de Israel y que yo soy tu siervo, y que solamente hago lo que tú me has ordenado hacer. ¡Respóndeme, Señor, respóndeme! ¡Que tu pueblo reconozca que tú, Señor, eres Dios, y que tú harás que su corazón se vuelva a ti!" En ese momento cayó fuego de parte del Señor, y consumió el toro que allí se ofrecía, y la leña, las piedras, y hasta el polvo, ¡y aun secó el agua que inundaba la zanja! Cuando todos vieron esto, se arrodillaron y exclamaron: "¡El Señor es Dios, el Señor es Dios!"-1 Reyes 16:36-39 (RVC)

Apóstoles en el Pentecostés

Antes de regresar al cielo Jesús le dio la instrucción a los discípulos de que permanecieran en Jerusalén hasta la llegada de la promesa del Espíritu Santo sobre ellos. En Hechos 1 leemos que los apóstoles, María la madre de Jesús, sus hermanos y otros seguidores se dedicaron a la oración mientras esperaban que se cumpliera la promesa. Ese tiempo de espera y oración los fortaleció de una forma esencial para el empiezo de la primera iglesia. Fue bajo ese espíritu unánime, estando de acuerdo en la oración, que descendió el Espíritu Santo y cada quien recibió dones. Puedes leer sobre esto en Hechos 1-3.

Pedro escapa de la cárcel

El rey Herodes encarceló al Apóstol Pedro y puso a cuatro grupos de cuatro guardias para vigilarlo continuamente. Obviamente Herodes no tomó en cuenta el poder de la oración de los cristianos que estaban reunidos en una casa orando por Pedro mientras estaba encarcelado. Dice Hechos 12:6 que "la iglesia oraba constante y fervientemente a Dios por él."

Esa noche, mientras dormía encadenado en medio de dos guardias, apareció un ángel para rescatarlo. Sus cadenas cayeron y el portón de la cárcel hacia la ciudad se abrió por sí solo. Estando ya afuera, Pedro se fue a la casa de María, la madre de Marcos (el evangelista), para juntarse con el grupo que todavía estaba orando por él. El verso 16 dice que todos quedaron pasmados al verlo libre.