<p> Los invisibles átomos del aire<br/>En derredor palpitan y se inflaman;<br/>El cielo se deshace en rayos de oro;<br/>La tierra se estremece alborozada;<br/>Oigo flotando en olas de armonía<br/>Rumor de besos y batir de alas;<br/>Mis párpados se cierran... ¿Qué sucede?<br/>— ¡Es el amor que pasa! </p><p><strong>Nota:</strong> Existe una clara metáfora en la frase &#34;el cielo se deshace en rayos de oro&#34;, como dando a entender lo brillante que está el firmamento.</p><p>El día que me quieras, los sotos escondidos<br/>resonarán arpegios nunca antes oídos.<br/>Éxtasis de tus ojos, todas las primaveras<br/>que hubo y habrá en el mundo, serán cuando me quieras. </p><p>Cerrar podrá mis ojos la postrera</p><p>Sombra que me llevare el blanco día,<br/>Y podrá desatar esta alma mía<br/>Hora a su afán ansioso lisonjera;</p><p>Mas no, de esotra parte, en la ribera,<br/>Dejará la memoria, en donde ardía:<br/>Nadar sabe mi llama el agua fría,<br/>Y perder el respeto a ley severa.</p><p>Alma a quien todo un dios prisión ha sido,<br/>Venas que humor a tanto fuego han dado,<br/>Medulas que han gloriosamente ardido:</p><p>Su cuerpo dejará no su cuidado;<br/>Serán ceniza, mas tendrá sentido;<br/>Polvo serán, mas polvo enamorado.</p><p>Tú me quieres alba,<br/>Me quieres de espumas,<br/>Me quieres de nácar.<br/>Que sea azucena<br/>Sobre todas, casta.<br/>De perfume tenue.<br/>Corola cerrada</p><p>Y tu risa de amor, y <br/>tus concesiones de novia, <br/>y el bien que siempre me has hecho <br/>con el clavel de tu boca! </p><p> Ay, corazón, que mal lates! <br/>oh, mujer, cómo me llora <br/>el alma entre tu fragancia, <br/>cazadora blanca y rosa! </p><p> Pero mátame de carne, <br/>que me asesine tu boca, <br/>dardo que huela a tu sangre, <br/>lengua, espada dulce y roja! </p><p> Mujer, perfúmame el campo; <br/>da a mi malestar tu aroma, <br/>y que se pongan tus manos <br/>entre el tedio de mis rosas.</p><p><strong>Nota</strong>: En los primeros versos, en la parte de &#34;con el clavel de tu boca&#34; se puede observar la metáfora que utiliza el poeta al hacer relación dicha flor con los labios de su amada, quizás como queriendo referirse a los besos.</p><p> Si me quieres, quiéreme entera,</p><p>no por zonas de luz o sombra...</p><p>Si me quieres, quiéreme negra<br/>y blanca, Y gris, verde, y rubia,<br/>y morena...<br/>Quiéreme día,<br/>quiéreme noche...<br/>¡Y madrugada en la ventana abierta!...</p><p>Si me quieres, no me recortes:<br/>¡Quiéreme toda... O no me quieras!</p><p> Mía: así te llamas.<br/>¿Qué más armonía?<br/>Mía: la luz del día;<br/>Mía: rosas, llamas.<br/>¡Qué aromas derramas<br/>en el alma mía<br/>si sé que me amas,<br/>oh Mía!, ¡oh Mía!<br/>Tu sexo fundiste<br/>con mi sexo fuerte,<br/>fundiendo dos bronces.<br/>Yo, triste; tú triste...<br/>¿No has de ser, entonces,<br/>Mía hasta la muerte?</p>